
Abro la caja, la maldita caja, la que contiene TODO lo que se quedó en NADA.
Me detengo, reparo en ella, escarbo en su interior, capturando recuerdos, emociones, tiempos pasados, nostalgia, dolor, pesadillas, alegrías…
Mis dedos debidamente programados, alumnos de un cerebro racional, seleccionan todo aquello que no me permita sentir. Me revelo, lucho y, al final logro diseccionarlos en simples huellas dactilares capaces de convertir en dardos venenosos todo lo que toco…
La cruz que un día me regalaste, símbolo inequívoco de un martirio venidero, el casette de nuestra última aparición, vencido por el tiempo, el audio que ya no oigo, la carta urgente que jamás llegó a su destino, las mariposas que sonaban en mi panza el día que empezaste a verme con los ojos del alma y el testimonio en papel de un acto deplorable.
Se me partió el alma, pero esta vez en mil pedazos. Intento reconstruir de nuevo el puzzle porque pienso que los recuerdos no se deshacen de nosotros, somos nosotros los que nos deshacemos en recuerdos.
En la mochila atada a mi espalda, apenas queda espacio para tanto…: un par de bolsillos rotos y desencajados y un hueco casi invisible, atascado por una cremallera que no cierra, al igual que mis heridas.
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Citas Célebres
sábado, 24 de febrero de 2007
La caja de Pandora
Publicado por la mirada del alma en 16:27
Etiquetas: mis pensamientos
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