Aunque existan momentos en los que este blog parezca un tributo musical, en mi caso tiene sentido. Mi vida está y estará compuesta de fragmentos, piezas musicales que forman parte de mi vagaje personal. Esta alma no tiene sentido si no va acompañada enteramente de su banda sonora particular. Cuando rememoramos recuerdos pasados, o en mi caso, cuando los rememoro, siempre van ligados a una imagen o a un fragmento musical, como es el tema que quiero compartir a continuación. Decir que desde siempre Ana Belén estuvo presente en mi infancia y adolescencia, es algo normal y comprensible, ya que forma parte de la historia musical española, pero me gustaría señalar un tema suyo, bello donde los haya aunque no de los más conocidos. Se llama “Una Nube Blanca”. Primero lo descubrí en su voz, llena de matices y luego me sorprendió en la maravillosa voz del francés Florent Pagny. No sé de quien es propiedad, si de uno u otro, solo sé que la melodía y la letra suenan diferentes pero igualmente brillantes en cualquiera de los dos.
Sencillamente, nuestra vida se aleja
Como una rueca se deshila, termina
Actores unas veces, espectadores siempre,
Sencillamente y sin saber,
La vida quita y da papel.
Serenamente hay una ola que acaba.
Quizá en dejarte que te venza, comienza.
La playa enamorada
No gusta esperas largas
Y abre los brazos hacia ti
Porque se puede arrepentir.
Así, sin más, me dejo que me dejes.
Sin más, así, te dejo que me dejes.
Hice por ti un nido aquí en mi árbol
Y una nube blanca
Colgada de una rama
Muy blanca, muy blanca.
Muy blanca.
A veces cuando el sol declina, lo miras.
Sabe y le pesa que si mengua, lo estimas.
Llegamos tarde a veces
Sin conocer que, a veces,
Con un sencillo gesto, al fin,
Podría decirte que
Sin más, así, me dejo que me dejes,
Así, sin más, te dejo que me dejes.
Hice por ti un nido aquí en mi árbol
Y una nube blanca
Colgada de una rama.
Muy blanca

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