Otra de amistad

La amistad tiene múltiples variantes, eso no lo pongo en duda. Duplica las alegrías y divide las angustias. Hay amigos de saldo y esquina, amigos que entran y salen de tu vida como si de una gran superficie se tratara, amigos para dar y tomar y por último, amigos que se instalan en el alma de por vida. Existen multitud de frases con respecto a la amistad, algunas tan manidas que hacen de este sentimiento algo obsoleto, en desuso. Si tuviese que quedarme con una de ellas, y dando por sentado, el prototipo de amistad que yo entiendo, sería esta: "Un amigo es quien llega cuando el resto del mundo se ha ido". Pués bien, llevo algunos años en esta vida, mas de los que me quedan por vivir, pero si algo tengo claro es lo afortunada que me siento contando con ellos. Son pocos, pero de verdad. Son atípicos, pero especiales. Son míos, pero también muy suyos. Realmente siento que no estoy sola en este mundo de pirados, que mi barco no va a la deriva ni encalla en ninguna playa, porque hay tripulación suficiente. La bandera de la amistad ondea libre, alta y fuerte y el oleaje no permite que la tripulación decaiga. Así me siento, cuando caigo, cuando muero, renazco de nuevo por mí y por ellos. Así lo entiendo, ellos me lo piden y yo consiento, porque sé que merece la pena, porque a lo largo del día todos y cada uno de ellos tienen un recuerdo para con esta persona que les habla, y el solo hecho de saberlo, me reconforta y da seguridad. Seguridad para entonar un mal día, para resucitar la alegría que todavía habita en mí, para intentar ser mejor persona y así poder amarlos de por vida. Debo de reconocer que todavía, a día de hoy, me cuesta cuidarlos, mimarlos e intentar estar ahí. No porque la labor sea ardua y cansada, en absoluto, sino porque el peso que llevo a mis espaldas es tan grande que apenas puedo sostenerme yo. Pero desde aquí, desde esta triste habitación en la que me encuentro, prometo no cesar en el intento. Porque este reto que se llama AMISTAD merece que así sea. Así, que amigos míos, amigos del alma, amigos de verdad...temblad... porque estaré en los buenos y malos momentos, cuando necesites mi corazón, mi hombro y mis manos para cargarte. Estoy dispuesta a coser las heridas con agujas e hilos de ilusión.

A tí Alejandro...por lo afortunada que soy