
Una vez fuí una niña hermosa cuya mirada parecía traspasar horizontes. Tenía una piel tatuada de belleza, una piel serena que parecía poder atrapar los más cálidos rayos de cualquier estrella, una piel sin huellas que parecía eternizar universos.
Una vez fuí una adolescente guerrera cuyo arco parecía estar siempre tensado, presto a luchar cualquier batalla justa. Del alborotado mar de mis ojos se elevaban olas cuya fuerza parecía poder arrastrar cualquier obstáculo.
Una vez fuí herida por el acantilado del dolor y escalé sus paredes con una fuerza que parecía propia de un ser invencible. La hasta entonces intacta gruta de mi corazón parecía habitada por una voluntad sin límites.
Parecía que iba a ser capaz de conquistar universos, de caminar por encima de las aguas de la ignorancia, de recorrer con generosidad la senda de la inteligencia, de batallar con las armas de la verdad, de regar mi interior con la sangre de la sinceridad.
Parecía que iba a ser capaz de superar las pruebas generosas que la vida me estaba ofreciendo, de alimentar mi interior con el conocimiento, de manifestar mis pensamientos desde la consciencia, de ver en los demás lo mejor de sí mismos.
Hoy soy una mujer con una mirada sin horizontes, con una piel tatuada de ausencias y de presencias, una piel airada con huellas de eclipses.
Hoy soy una mujer cuyas batallas se limitan a la palabra, deseosa a enfrentar cualquier lucha exterior pero ninguna interior. Del alborotado mar de mis ojos sólo emergen tempestades que destrozan cosechas.
Hoy soy una mujer de lágrima fácil, complaciente conmigo misma y crítica con el resto del mundo. Mi corazón incontrolado hace tiempo que abandonó el camino de la voluntad.
No he conquistado ni mi propio universo, tengo la ignorancia del que se cree justo y la osadía del que cree ser hábil con la palabra, batallo con el escudo protector de los seres que me aman, y riego mi interior con la sangre del miedo.
He derrochado el tesoro generoso de mi entorno vital, he confundido lectura con conocimiento, veo en los demás lo errores que me niego a mí misma, y, como todos los irreflexivos, digo hablar desde el corazón.
En una ocasión me asomé al espejo de la verdad, miré mi rostro en él reflejado y ví a una mujer de piel agrietada a pesar de los cosméticos, ví un cuerpo que no reconocí como mío, unos ojos que no parecían ser los que yo tanto admiraba. Volví a mirar y ví entonces un corazón repleto de adioses, una voluntad ahogada de intentos, una vida cubierta por hojas de sueños.
Por un instante fugaz reconocí aquella imagen, por un instante fugaz sentí el latido de la verdad en mi sangre, por un momento guardé silencio.
Y un segundo más tarde, alzé mi mirada altiva y escupí unas palabras a la imagen del espejo: “No eres quien yo espero”. Y regresé a mi vida, dejando atrás, de nuevo, la verdad.
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Citas Célebres
miércoles, 28 de marzo de 2007
No eres quien yo espero
Publicado por la mirada del alma en 12:36
Etiquetas: mis pensamientos
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2 comentarios:
Expectativas sobre uno mismo, sobre los demás, sobre el mundo, sobre el amor, sobre el desamor, sobre la paz, sobre la guerra, sobre todos los seres humanos.Yo espero no ser quien soy. Simplemente anda el camino sin la palabra "espero" acepta y respirarás mejor. Sólo y cuando hagas eso, simplemente "serás" sin más.
Me duelen los dolores, me duele la guerra, me duele cantar sin voz, escribir sin palabras…me dueles tú…me duele tu poca fe…me duele…todo me duele…tengo la pena al desnudo….lastimas mis heridas de ausencias de amor, de caricias, solo oigo el dolor,…a mi me falta siempre el aire cuando no está tu amor para respirarlo…mis lagrimas de pena…cruzan por mis mejillas tan aprisa que no te veo secarme el dolor…de tus manos no siento su calor…sus caricias. Ya no espero el dolor, soy él.
Hola anónimo, por supuesto no se quien eres pero me recuerdas mucho a alguien que una vez quise con toda el alma y sigo queriendo a pesar de los días. El camino lo estoy andando, pero para ello necesito la palabra para exorcisar mis miedos y mis conflictos internos. Gracias por tus sentidas palabras pero deseo con el alma que adoptes un color nuevo en tu vida y que el aire que respires tenga la fragancia inmensa del amor.
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